Si alzo el puño es porque aún el aliento
quiere convertirse en denso malestar
que de la vida.
Si te miro, y nos vemos en batalla,
y bajamos la avenida de la ciudad
más triste
con el río naranja de una eterna revolución,
devuelve tus ojos de pájaro a mi rabia.
Porque en las plazas existen los jóvenes
ansiosos
Los vómitos reales
los besos que cambian estaciones
los que tocan con el dedo la poesía.
Ven a mi nervio en carne viva.
No sueltes mi mano.
Seamos valientes que creen en el poder
de las palabras, en la dulce memoria que necesita
abrazos. En el silencio del amor y su sediento
espanto por la muerte
de los que ahora elevan el mundo sin
rozarlo.
Si alzo el puño es para que tú me mires
a los ojos como el caos que nos
da forma por la larga
avenida de esta densa ciudad de
lluvia enferma,
y creamos en la vida, en las ruinas poderosas
que levantan yunkes,
en la fuerza, la pasión y la inocencia
que destierra la verde realidad.
Devuelve tus párpados al mundo, tócame con calma.
Hagamos guerra en nosotros para brindarnos paz.
Diana Forte.
-Los Años Incorrectos-
Y que fueren muchos más...
domingo, 17 de enero de 2016
martes, 29 de diciembre de 2015
Si yo soy...
Si yo siento como siente la libélula
que rompe el río
y como el agua que desborda el vaso.
Y siento como siente el mar
el corte
de la aleta feroz
de una gran sacudida.
Y si siento como Isolda tras la ausencia
y como Maggie antes del golpe-la sangre
en todas partes- la extensa locura,
el grito de la noche
la montaña
en su aullado manifiesto.-y como Maeve
ante Esus
o Naoko ante la sonrisa estúpida
del suicidio de su amante.
Y si yo, en toda mi bravura y mi existencia,
en los vasos de veneno poderoso -que aortan en los bares
de siempre
mi pesada costumbre
de amarme a cuchillazos-. Si yo siento de esta forma
tan de selva, tan de mar,
tan de ruina impronunciable,
tan de catástrofe
o de monstruo picudo
y liberado.
Entonces, no me queda más remedio
que dejar de aceptar
carne putrefacta
y fuegos
que no son
fuegos de nieve-azul no es
el nombre de una supernova.
Y dejar de dar mi alma
por un gesto
que siempre es de huida.
Entonces- me dije a los ojos de la niña desgarrada-
si yo soy capaz de sentir
como si el mundo fuese una gran conmoción
irrepetible.
Jamás
En el amor
me pienso conformar con menos.
Diana Forte.
viernes, 3 de julio de 2015
TAN LEJOS...
Yo creo que, religiosa o no, toda persona debe tener fe, especialmente ese tipo de fe que nos mantiene y nos llena algo más que la boca.
Este poema está dedicado a la fuerza de la montaña y su belleza. Y también a la fe y el respeto que siento hacia toda ella y que, muchas veces, nosotros los hombres, tendemos a menospreciar.
Estáis tan lejos, hombres,
corruptos hierofantes;
tan lejos de la bruma y de la sombra,
del olor del pino y su silencio
del ave que en la roca se desmonta,
del vuelo que en su roce prende el cielo.
Tan lejos del clamor de la prehistoria
del pie y su golpe fuerte entre los credos
que la roca y la madera
en su memoria
nos permiten con su voz dulce de viento.
Tan lejos, hombres,
de quienes sois y
lo que os nombra.
Tan lejos, también, del eco etéreo.
Tan testigos e ignorantes
de tu obra, Bosque Antiguo,
Padre del mar noble de los reinos.
Tan lejos...
D. Forte.
Este poema está dedicado a la fuerza de la montaña y su belleza. Y también a la fe y el respeto que siento hacia toda ella y que, muchas veces, nosotros los hombres, tendemos a menospreciar.
Estáis tan lejos, hombres,
corruptos hierofantes;
tan lejos de la bruma y de la sombra,
del olor del pino y su silencio
del ave que en la roca se desmonta,
del vuelo que en su roce prende el cielo.
Tan lejos del clamor de la prehistoria
del pie y su golpe fuerte entre los credos
que la roca y la madera
en su memoria
nos permiten con su voz dulce de viento.
Tan lejos, hombres,
de quienes sois y
lo que os nombra.
Tan lejos, también, del eco etéreo.
Tan testigos e ignorantes
de tu obra, Bosque Antiguo,
Padre del mar noble de los reinos.
Tan lejos...
D. Forte.
miércoles, 6 de mayo de 2015
CASI 25
Hoy es uno de esos días como esos días en que uno se escribe algo torpe para recordar en el futuro. Aunque ni siquiera sepa de qué futuro esté hablando.
Hoy es uno de esos días en que uno llora los soles que ya han caído por el balcón de otros.
Hoy es uno de esos días en que uno llora los soles que ya han caído por el balcón de otros.
Llora los días de verano y esos amigos que no volverán pero que siempre estuvieron.
Se hace pesada la hora de la cena en una casa vacía de recuerdos que no pueden regresar.
Pero se sigue sonriendo como un gran idiota perdedor, que ahora sabe que lo ha ganado todo.
Y siempre lo hará.
Así me siento, sin la obligación de tener que escribir pero con la necesidad de tener que desvestirme delante de este texto.
Con los perros, con mi perro, perdón, en las alforjas de mis ojos, corriendo a destiempo detrás de su saliva. Dándome los buenos días. Diciéndome: eres joven siempre, siempre lo serás ante mi mansedumbre.
Este es uno de esos días en que el mundo arde pero nadie se da cuenta, las franjas azules del
pueblo cortan el aliento a los que sueñan y les hacen heridas en los párpados hasta dejarlos
pasmados. Echan de menos todo lo que odiaron de sí mismos, todo lo que vieron en otros que admiraron y, todo lo que entonces detestaban, de repente, cobra el cariz de un buen cuento, abriéndose en canal como una foto sin temor a pesadillas.
Hoy es uno de esos días en que el cerebro pica como no picaba desde hace inviernos.
En que canto a la madre de todas las madres, la mía, y la amo y la venero por ser eternamente mi gran diosa.
Hoy, como ayer, los versos nacerán un poco más cansados, más pesados, furibundos y amarillos, pero seguiré cantando. Esa es la rutina de mi vida. Vivir tan fuertemente que nos duela, tan solo el estallido, que la melancolía sea el paso abierto a otros tantos días de verano.
Así es como pienso recordar lo que he sentido. Las infidelidades, los vahídos, las golpeteadas de pecho en las aceras, las borracheras de noches y de día, las horas en que no me quise tanto.
Así es como renaceré cada vez que quiera perderme, aunque sea un poquito.
Sonreiré sola con el nudo en la faringe y las cosas delante de los morros: bizcas y felices.
Hoy es uno de esos días en que nada importa más que este misterio, este deseo de continuar la vida, de no bostezar ante lo bueno. De no ponerme más la zancadilla, descubrir que hay montañas de desvelo, cumbres que me esperan todavía. Besos sin más miedo. Poemas que gritarles sin la rima.
Ya, ahora,"Que hoy es siempre todavía. Que nunca nos gustaron las despedidas...pero si las quimeras."
Diana Forte.
Poesía en todas partes...
¡ESTAMOS RODEADOS!
"Tan valientes de la boca al vientre
prendimos fuego a las calles en tardes como de lluvia,
como de espanto,
como de viento que llorase.
Tan puros con aquellos pasamontañas,
rozándonos los dedos antes del estallido,
leyendo revoluciones
mientras hacíamos el amor
con la nuestra en las ventanas.
Tan vivos, tan duros,
tan estudiantes de un mundo que moría
con el pellejo del recuerdo colgado en nuestros párpados.
Luchábamos así
la inocencia de las horas nocturnas.
Pero se ha ido la ceniza de las calles,
el polvo y el pájaro que cantaba en los graffitis.
Los días de gritos en las universidades.
Hemos sido sustituidos por robots
que emulan el sonido del amor
cuando los tocan.
Hemos bajado la guardia y
refugiados
en los salones silenciosos de la culpa,
seguimos mirando a través de la ventana;
tristes,
con la pena del pasado,
con la pena del presente y del futuro.
Ya no nos asimos a los ojos,
pero ellos mismos
se buscan en la fuerte noche de secreto:
"Que alguien arroje la primera cerilla.
Que empiece de nuevo la existencia."
DIANA FORTE
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